Carta abierta a Alberto F Ravel

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Caracas 5 de octubre de 2003

Dr. Alberto Federico Ravel
Globovisión

Estimado, respetado y admirado amigo,

Estamos haciendo historia. Al menos eso nos quedará de esta interminable pesadilla. Si en definitiva perdemos la patria - como un día hace más de cuatro décadas los cubanos perdieron la suya, por motivos muy similares y ante el mismo implacable y criminal enemigo – la historia viva de Venezuela no estará huérfana de crónicas, pues al menos yo las he venido escribiendo día tras día en mis “alertas” cibernéticos que ahora, entre ellos, se incluirá esta carta que hoy le envío con copias virtuales a cientos de miles de mis lectores/ras de la red.

No pase por alto que si bien los pueblos son obtusos y extremadamente “guaraleables”, se afincan en extremo a la hora de cobrar las cuentas... hasta que esa memoria colectiva tan débil que los caracteriza les hace olvidar. Si en definitiva perdemos o no la patria, los medios de comunicación social tendrán mucho que ver en ese proceso y usted, como parte importante de ese mundo comunicacional, estaría expuesto – para bien o para mal – al aplauso o a la condena de sus conciudadanos, cuyas vidas – en cualquiera de los dos escenarios – serán cambiadas para siempre por esos eventos que estamos a punto de sufrir en los días por venir.

Casi un quinquenio antes de que el Teniente Coronel Hugo Chávez Frías tomara el poder por la legítima vía de las elecciones universales, pronunció las siguientes históricas e infelices palabras ante un puñado selecto de comunistas reunidos en la Universidad de La Habana, donde había sido invitado tras haber obtenido su libertad gracias a las bondades del Dr. Rafael Caldera: “Estoy satisfecho de seguir el mismo camino de Fidel. Venezuela avanza en la misma dirección, hacia el mismo mar que el pueblo cubano, un mar de felicidad, justicia social y paz verdadera...”

En la medida en que iba conformando su grupo íntimo, nos fuimos dando cuenta a quienes escogía para su combo. En este país todo el mundo sabe quién es quién. García Ponce, Luis Miquilena, Alí Rodríguez Araque no eran extraterrestres ni paracaidistas recién caídos del cielo o sacados, como conejos, de un sombrero mágico. No había que ser muy analista para apreciar lo disparatero del personaje que se hizo líder tras pronunciar aquellas dos palabras filosóficas - “por ahora” – ante las cámaras de la televisión, luego de haber fracasado militarmente en su intento de adueñarse del poder por la inconstitucional vía del golpe de estado, cual gorila prehistórico sacado de la era jurásica de la política cuarto-mundista hispano americana.

No voy a decir que usted lo apoyó a sabiendas del paquete que suponía ese señor... sobre todo, para el momento histórico que vivía la Venezuela del final del pasado siglo, el XX; sin embargo, muchos de sus colegas “comunicadores” o dueños de medios de comunicación social apoyaron a ese monstruo de mil cabezas mirando, no hacia los intereses de la patria, sino en la dirección de los suyos propios, empujados – además – por esa malsana práctica del venezolano de “anotarse a ganador”. Una vez más, y por quién-sabe-ya-cuántas-veces, cerraré esta carta con la nota suicida de Miguel Ángel Quevedo, fundador y editor de la revista Bohemia en Cuba, quien como usted, fue “dueño de medio” y, quien como usted, le tocó forjar parte de la historia cubana a través de sus “comunicaciones”, algunas de ellas – como lo evidencia su carta final – no tan afortunadas.

Usted y yo no solamente sabíamos la clase de elemento que estaban apoyando mucho de los “grandes cacaos” de Venezuela, sabemos también hacia dónde nos quería y nos quiere llevar este individuo que se puso – según él – su primer par de zapatos a los 15 años y llegó al poder sin mayor experiencia que el haber administrado un botiquín en un fuerte militar y con una precaria educación que a duras penas lo hubiera acreditado para dirigir un quiosco de revistas medianamente grande en cualquier esquina de cualquier pueblo del interior del país.

Sin embargo, mi estimado amigo Ravel, así como usted y yo no nos engañamos con este “comodín de fin de siglo” que hoy “desgobierna” la patria, tampoco nos hemos engañado con la solución que se nos presenta como la única vía constitucional para salir de esta pesadilla que pudiera perfectamente ser eterna: el REFERENDO REVOCATORIO. Sabemos que existe la vía – también constitucional y democrática, aunque no tan pacífica – basada en la DESOBEDIENCIA CIVIL GENERAL... y ACTIVA en el ámbito de “LA GUARIMBA” y enmarcada – entre otros – en los artículos 333 y 350 de la constitución bolivariana de Venezuela, la cual hemos venido promulgando casi en silencio – debido al veto en los medios de comunicación social del cual hemos sido víctimas - desde que se fundara el BLOQUE DEMOCRÁTICO por un conjunto de organizaciones no gubernamentales ni políticas de la sociedad venezolana.

Hace un par de días la estación que usted representa, Globovisión, fue agredida por el oficialismo en clara represalia por haber ejercido esa planta la sagrada obligación de informar al pueblo venezolano los desmanes y violaciones del régimen CASTRO-COMUNISTA en Venezuela. A la sociedad toda le correspondía haber salido a las calles – esta vez sin cacerolas, ni pitos... ni raca-racas – a ponerle un parado a la dictadura que hoy emerge calladamente entre la indolencia e indiferencia del colectivo, pero no fue así. Prefirió acogerse a la “Ley del Menor Esfuerzo” y recordar las promesas de políticos que – haciendo contumaz uso de medios comunicacionales como Globovisión – han venido asegurando a diario que saldremos de esta incipiente tiranía cuando nos paremos en una cola, bajo una sombrilla, a partir de las 6 de la mañana del domingo 29 de febrero del año que viene.

Justamente, la noche anterior a la agresión de CONATEL, su estación había transmitido un video que mostraba “movimientos raros” de civiles comunistas, disfrazados de guerrilleros guevaristas, que iban a Cuba, supuestamente, a entrenarse en el arte de la violencia y el crimen. Mientras este pueblo – aupado por sus dirigentes - ingenua y mansamente se prepara para un “FIRMAZO”, el enemigo se entrena apresuradamente para la guerra civil. ¿Cuánto tiempo calcula usted que nos queda de esta ya-mermada democracia?

Por medio de la presente carta y con el debido respeto que usted se merece, quiero solicitarle espacio en su emisora para que los dirigentes del BLOQUE DEMOCRÁTICO aporten su grano de arena en esta lucha desigual, ya que la patria es de todos y todos tenemos el sagrado deber de defenderla... no de entregarla mansamente a las arcas malvadas del CASTRO-COMUNISMO INTERNACIONAL, al menos no sin dar la debida y justa pelea.

Al mismo tiempo, le rogamos interceda ante sus colegas para que podamos también hacer uso de sus antenas y rotativas, a fin de divulgar los postulados de nuestra organización civil, en la creencia de que la única vía posible de salir de esta pesadilla es la que se basa entre otros, en los artículos 333 y 350 de nuestra constitución.

Atentamente,

Robert Alonso
Movimiento de Recuperación Radical (MRR)